TEORIA
HIPODERMICA
Teoría de los
efectos
Las teorías liberal,
de responsabilidad social y funcionalista suponían que los medios tienen gran
poder, y favorecieron el nacimiento de la teoría lineal de audiencia de los
‘efectos’ especialmente en EE.UU. durante los años 1920 y 1930. En ella la
comunicación se entiende como un proceso lineal, en el que la 'eficacia' de la
comunicación está centrada en el emisor, y el sujeto receptor es el polo más
frágil y pasivo, que está condicionado para imitar automáticamente lo que vea
en los medios. Este modelo se aplica en muchos aspectos: para la educación
("estímulo-respuesta"), para ver cómo las condiciones sociales
influyen en los efectos, para estudiar los efectos de la publicidad a corto y
largo plazo, para el difusionismo, para planificar los mensajes, y para darle a
la audiencia la información que busca.
Se usan varias
metáforas para describirla: modelo linear de transporte
de información (de un punto a otro), teoría hipodérmica (el
emisor de la información tiene un efecto sobre el destinatario, sin que
éste se de cuenta), modelo bala mágica de
transmisión, persuasión retórica teorías del influjo Se
llama teoría ‘hipodérmica’ por cierta semejanza con la aguja
hipodérmica: los mensajes se consideran como una medicina inyectada en un
cuerpo, que produce sus efectos, pero sin que el paciente pueda controlar
los resultados. La teoría hipodérmica se desarrolla entre
las dos Guerras Mundiales, y en la práctica es una teoría sobre
la propaganda.
He aquí los
pasos históricos:
Los padres de
familia, los clérigos y los educadores quedaron alarmados a comienzos del
siglo pasado XX ante aquellos medios tan poderosos, que podrían
corromper la juventud. Ellos comenzaron a echar la culpa a los medios por
el crecimiento de la violencia, de la licencia sexual y del
crimen, y acudieron a los políticos para que impusieran
controles.
Hay cuatro
fases históricas en esta teoría de los efectos :
1ª fase (1900-1930):
“la teoría de los medios todopoderosos”. Se adoptó esta teoría ‘a priori’ sin ninguna
investigación previa: simplemente se creía que eran muy poderosos. Aquí el
concepto de ‘comunicación’ es unívoco y transmisor. El papel del receptor
es nulo. Así surgen el ‘modelo hipodérmico’, el del ‘estímulo-respuesta’ y
el modelo de ‘bala mágica’.
2ª fase (1930-1960):
“la teoría del efecto limitado”. Comienzan a desarrollarse las investigaciones
empíricas. Por ejemplo, Joseph Goebbels había sido el director de la tarea comunicativa del Partido
Nazi y el gran arquitecto del ascenso al poder. Una vez en el Gobierno y con
las manos libres para monopolizar el aparato mediático estatal, Goebbels
prohibió todas las publicaciones y medios de comunicación fuera de su control,
y orquestó un sistema de consignas para ser transmitido mediante un poder
centralizado del cine, la radio, el teatro, la literatura y la prensa. Era también el encargado de
promocionar o hacer públicos los avisos del gobierno. Usó mucho lo que hoy en
día se conoce como el marketing social, ensalsando muchos sentimientos de
orgullo, promoviendo muchos odios y en muchas ocasiones mintiendo y
convenciendo de cosas muy alejadas de la realidad.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg2eNaKaN77CRyCeUO-TCXOLGkv72HjXA4gPsfgf_bM4oDzU9STtAq40fnp5jB9UVJSc0IDTIqoZFCZKmITf3KFZOXAm9jMecWLDJ6soQJOzgtRP9KxmnN8HbYV0GHS3rUkXNIMFIb-c7T0/s320/6.jpg)
A Goebbels se le
atribuye mucho de propaganda moderna, entre ellos sus 11 principios
1. Principio de simplificación y del enemigo único. Adoptar una única idea, un único símbolo. Individualizar al adversario en
un único enemigo.
2. Principio del método de contagio. Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo. Los
adversarios han de constituirse en suma individualizada.
3. Principio de la transposición. Cargar sobre el
adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el
ataque. «Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las
distraigan».
4. Principio de la exageración y desfiguración. Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.
5. Principio de la vulgarización. Toda propaganda debe
ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los
que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de
ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es
limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar.
6. Principio de orquestación. La propaganda debe
limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente,
presentarlas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre
convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas. De aquí viene
también la famosa frase: «Si una mentira se repite suficientemente, acaba
por convertirse en verdad».
7. Principio de renovación. Hay que emitir
constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que, cuando el
adversario responda, el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas
del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de
acusaciones.
8. Principio de la verosimilitud. Construir argumentos a
partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o de
informaciones fragmentarias.
9. Principio de la silenciación. Acallar las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular
las noticias que favorecen el adversario, también contraprogramando con la
ayuda de medios de comunicación afines.
10.
Principio de la transfusión. Por regla general, la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente,
ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios
tradicionales. Se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes
primitivas.
11.
Principio de la
unanimidad. Llegar a convencer a mucha
gente de que piensa «como todo el mundo», creando una falsa impresión de
unanimidad.
Y comienza la
verificación de los medios omnipotentes. Los investigadores
encontraron que los medios producen efectos, pero operan desde una red ya
preexistente de relaciones sociales, que determinan los estilos de
disfrute y el tipo de influjo que ejercen. En consecuencia, se abandonan
las teorías de transmisión.
Después de varias
investigaciones ve que los medios no son una causa necesaria o suficiente
de los efectos en la audiencia, sino que actúan a través de diversos
factores mediadores. Los medios no son todopoderosos, sino tienen efectos
'limitados', al menos en algunas áreas. En el caso de los niños la
influencia de los medios queda modificada por la influencia de la familia,
la escuela y los grupos de amigos. Aunque es verdad que estos
tres factores externos también están influenciados por los medios. Se
habla de la ‘relativa impotencia de los medios’ o de una conclusión de
‘efecto mínimo’.
3ª fase (1960s): El
redescubrimiento de los medios poderosos. De nuevo se atribuye gran influjo y poder a los
medios, pero menos que en la primera fase. Se reconoce que los medios
influyen a través de determinados procesos sociales. En las
investigaciones entran muchas variables, como actitudes, emociones,
opinión pública, creencias, ideologías, etc.. Y de nuevo se habla del
modelo de la aguja hipodérmica. Aún hoy sobrevive esta fase en la teoría
del ‘cultivo’ y en la de la “espiral del silencio”.
4ª fase (1970s):
Teoría de la influencia negociada de los medios con el aumento del poder de la audiencia activa. La
propia identidad y el contexto social servirán de refuerzo al mensaje, de
contradicción o de negociación, según los casos. Antes la pregunta era:
¿Qué hacen los medios a las audiencias? Ahora comienzan a preguntarse: ¿Qué
hacen las audiencias con los medios? . Los medios suministran
significados socioculturales, que, de todas formas, deben ser
interpretados, y a menudo reestructurados por el público. En esta fase se
adopta una metodología cualitativa, y encuentra referentes teóricos en el
constructivismo
Crítica a la teoría
de los efectos. Indican que
hasta mediados de los años '60 (y aun hoy día) había prevalecido el modelo
positivista, conductista, y esencialmente psicológico de los efectos,
centrado en los medios, e impuesto por la fuerza del mercado. Se criticaba
este modelo por la influencia negativa de los medios, pero no el sistema
socio-económico que permitía que hubiera tal influencia.
Los estudios
culturales critican tanto lo inadecuado de las teorías de audiencia usadas
como sus presupuestos, por ejemplo, en el caso de los efectos. Reclaman
que hay un entendimiento inadecuado de cómo y por qué la audiencia usa
los medios, y cómo los medios influyen en ella. Su ejemplo clásico es
la violencia en los medios. Si se ciñe el estudio a cuantificarla en el
contenido de los medios, en la cantidad de tiempo que aparece en los programas,
y en la cantidad de inclinación a ella (o contra ella), habría que
prohibir también a Shakespeare ya la Biblia. Estas medidas
cuantitativas no consideran el significado de violencia para el autor o
para los espectadores que por generaciones ven, interpretan y re-crean su
propio significado de la violencia de Shakespeare. La violencia
no se puede ocultar. Es algo de la realidad. Todo depende cómo se
presenta. Shakespeare y la Biblia la cuentan pero no hacen una
exaltación de ella, sino que la condenan. En Europa, más bien estudiosa de
la psicología profunda de la tradición freudiana, los psicólogos miraron
con recelo el modelo conductista. Los resultados de los estudios recientes de
audiencia, que dan más importancia a la experiencia habida y al contexto
en la interpretación de los mensajes de los medios, han llevado incluso a
cuestionar las etapas del crecimiento infantil de Piaget,
consideradas demasiado discretas y distintas, y siguiendo un orden
demasiado lógico. Se le acusa de ser fenomenológico, sin considerar el
complejo entorno social que le rodea. Pero ya estaban surgiendo teorías
que matizaban que tales efectos directos sólo se daban en condiciones
psicológicas y socio-económicas especiales. Para los años 1970 tal modelo
linear de los efectos dejó de ser dominante en el mundo académico.
El mero actuar de los
medios tiene algo de determinismo tecnológico Los medios no sólo influyen por sus contenidos, sino
simplemente por los recursos técnicos que usan, como técnicas de cámara,
velocidad, efectos de sonido, etc.. Como decía McLuhan, “el medio es el
mensaje”. Según él, el problema más relevante no está tanto en los
contenidos, sino en el mero actuar de los medios como tales. “Las
tecnologías usadas para comunicar, antes que ser auxiliares en el
transporte de señales e informaciones, son factores formales que modelan
las relaciones sociales y la psique humana” McLuhan advierte que en los
cambios culturales originados por las tecnologías de comunicación, la
mente humana se queda ligada al ambiente anterior por un largo
período, ocupándose de las ideas y problemas del pasado, caducas en gran
medida. Así, pues, se busca adaptar las viejas respuestas a las nuevas
situaciones. El contenido del nuevo medio suele ser, al principio,
producto de la época anterior para conocer el mundo.
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